Las ferias del agricultor fueron creadas en Costa Rica a finales de la década de 1970. Se concibe como un mercado minorista con la participación exclusiva de pequeños y medianos productores, que de forma individual u organizada tienen a su cargo la venta directa de productos. Las personas vendedoras pueden provenir de los sectores de la producción agropecuaria, pesquera, avícola y pequeña industria y artesanía.
De acuerdo con la Ley 8533, el Programa Nacional de Ferias del Agricultor es un espacio de mercadeo de carácter social que acerca a productores y consumidores, con beneficios mutuos, puesto que el productor puede comercializar directamente sus productos, y los consumidores pueden acceder a productos frescos buen precio y calidad en lugares de fácil acceso, la mayoría cercanos a núcleos poblacionales clave. De esta forma se apoya la producción nacional, y se favorece el comercio directo y la no intermediación.
Fotografía de Daniela Alfaro, Oficina de Divulgación e Información UCR. Julio 2022.
La Junta Nacional de Ferias del Agricultor es la instancia encargada de la rectoría y fiscalización del Programa Nacional de Ferias del Agricultor en el ámbito nacional, y está integrada por representantes de los comités regionales del país.
Según la Ley 8533, la denominación “ferias del agricultor” se reserva para los mercados establecidos de conformidad con dicha Ley; por lo
tanto, se prohíbe a personas o entidades no autorizadas utilizarla y explotarla para promocionar sus actividades, y que no formen parte del Programa Nacional de Ferias del Agricultor.
Según registros del Consejo Nacional de Producción, al 2023 hay 80 ferias inscritas. Se cuenta con la participación de productores locales y de otras regiones del país en las mismas, brindando la oportunidad al consumidor de acceder a productos variados, y disfrutar de alimentos de temporada que se producen en diversas partes, observándose que al darse las ferias entre los días jueves a domingo, ciertos productores tienen la oportunidad de participar en más de una feria. También se favorece la agricultura familiar, lo que brinda la posibilidad de contar con variedad de productos en pequeñas cantidades pero altamente variados, así como la participación de grupos de familias productoras.
Respecto a las personas que visitan las ferias como compradores, es común observar la fidelidad de las familias en la adquisición de productos, y la preferencia mostrada para comprar a ciertos vendedores, tomando en cuenta los vínculos que se establecen entre ambas poblaciones, así como criterios como precio, calidad e identidad con el productor o zona de producción. Existe una lista de alimentos que se ofrecen de manera permanente a lo largo del año, así como una gran variedad de productos frescos o procesados que se ofrecen por temporadas, lo que hace que siempre que se visita la feria, el consumidor encuentra nuevos elementos que lo hacen salir de la monotonía.
Desde el ámbito sociocultural, la feria como espacio de encuentro tiene un alto valor, puesto que es posible una alta interacción, y la posibilidad de mantener vivas las tradiciones alimentarias, al disponerse de productos que forman parte de las mismas. Si las personas compradoras no conocen determinado producto o desconocen sobre cómo prepararlo, siempre encontrará fuentes de información que le motivarán a realizar la compra con información ampliada, lo cual es relevante en relación con la promoción de la cultura alimentaria. En las ferias, también es común la oferta de productos preparados, con lo cual también es posible la degustación de comidas que forman parte del conjunto de elementos que hacen que la feria tenga un alto valor sociocultural.
Desde su creación se han realizado importantes esfuerzos para mejorar la estructura de mercadeo y dinámicas locales, donde también es relevante la mejora del lugar donde cada semana se encuentran los productores y vendedores. Así, es posible determinar mejoras respecto a ubicación y disposición de techado y fuentes de agua, servicios sanitarios, mesas y espacio para el tránsito fluido de personas.
Esta estructura de mercado con principios sociales y de encuentro estrecho entre productores y compradores en espacios locales constituyen un modelo para la región latinoamericana, en donde es relevante el fomento de buenas prácticas desde las fincas, así como en los lugares de venta, a fin de propiciar sistemas alimentarios saludables y sostenibles. Es por ello que es relevante la continua capacitación, así como la disposición de recursos que favorezcan el fortalecimiento de las ferias.
Considero que hay muchos agricultores que se le hace imposible participar directamente en las diferentes ferias por dos situaciones una por carecer de medio de transporte maxime en aquellos lugares de difícil acceso . Y la otra es que no debemos olvidar que saben muy bien producir en el campo pero carecen mucho en la comercialización o sea como preparar el producto para llevarlo al consumidor directamente. Y que no sea atraer del intermediario.