El que se viste de amarillo, a su hermosura se atiene: Hablemos del ayote.

La frase incluida en el título de este artículo se asocia con la belleza de la flor de ayote, caracterizada por su radiante color amarillo. Hablamos de una planta que está presente en nuestra historia desde la época precolombina, y que hoy la podemos encontrar en el monte, los patios y las fincas, cuyas semillas son dispersadas por animales, y también es un cultivo relevante para muchas familias dedicadas a la siembra con fines para autoconsumo o para la venta.

El ayote es considerado un súper alimento que forma parte de nuestra alimentación precolombina, fuente de energía, micronutrientes, fibra y otros componentes relevantes para la salud humana, y que se encuentran distribuidos en toda la planta. Es por tal razón que nuestros antepasados cuidaban de la planta en la milpa, junto con el maíz y frijoles como principales fuentes alimentarias, y aprovechaban al máximo sus beneficios más allá de lo estrictamente alimentario.

Planta de ayote. Fotografía de Patricia Sedó Masís, 2011. Proyecto EC-436, Escuela de Nutrición Universidad de Costa Rica.

Según Gagini, autor del Diccionario de Costarriqueñismos publicado en el siglo XIX, el nombre deriva del náhuatl ayotli que significa «tortuga que se come», quizás asociado a la forma de sus frutos.

Estudios arqueológicos localizan el origen de domesticación de la planta de ayote en Mesoamerica, específicamente en el centro y sur de México, y en Perú. Su cultivo se extendió en Mesoamerica mediante el sistema de la milpa, y la tríada maíz-frijol-ayote, siendo uno de los alimentos básicos de las poblaciones indígenas, de gran valor alimentario.

Los centros de domesticación varían según la especie. Según Jorge León (2000), el Cucurbita moschata se considera como el cultivo más relevante de los trópicos, por la extensión de su cultivo y la riqueza en variedad. En la época prehispánica el cultivo de esta variedad de ayote se extendía desde Estados Unidos hasta Bolivia, sin contar con datos exactos respecto a la localización de su centro de domesticación. Las muestras arqueológicas más antiguas se localizan en el centro de México entre 4900 a 3500 aC, y en la costa del Perú en 4200 aC. El origen de Cucurbita Pepo se localiza una especie entre México y Costa Rica, y otra en el centro y noreste de Estados Unidos. La planta de C. moschata se ubica en México y Centroamérica. La distribución de esta planta en otros continentes sucedió a partir del siglo XVI.

La forma de los frutos es muy diversa, así como la superficie de la cáscara. La pulpa es carnosa, y es color blanquecino cuando el fruto está tierno. Adquiere un color intenso amarillo a anaranjado brillante cuando alcanza su máximo grado de maduración; asimismo, dependiendo del contenido de agua y almidones, la pulpa del fruto maduro puede ser más acuosa o seca. Las semillas son numerosas, elípticas y blancas. Cuando el fruto madura, parte de sus almidones se transforman en azúcares, de ahí su ligero sabor dulce. Las semillas son aplanadas, elípticas, de 8 a 24 mm de largo y color claro.

La más consumida en Costa Rica es Cucurbita moschata. De la planta se aprovechan los quelites o brotes tiernos, las flores, los frutos -tiernos y sazones- y las semillas. Cada parte comestible de la planta tiene sus particularidades en cuanto al valor nutricional y la forma de consumo. De esta forma, los quelites se aprovechan en forma de guisos o para la elaboración de ensaladas, sopas y tortas. Los frutos tiernos se consumen al vapor, en guisos, sopas y rellenos con carne o verduras. En cuanto al fruto sazón, se consume de forma hervida, sopas, en la olla de carne, purés y repostería. Las semillas se secan y tuestan, se consumen solas o bien se agregan a la masa, como rellenos de tamales o en dulces.

En Costa Rica existe una amplia distribución de esta planta, y constituye una importante fuente alimenticia. El fruto es ampliamente comercializado en Costa Rica, no así los quelites ni las flores y semillas. Su venta es por peso del producto, y dado el tamaño que se logra en frutos maduros (que puede superar hasta más de 10 Kg), generalmente se comercializa por trozos, con sus respectivas semillas, las que posteriormente el consumidor desecha, dado que la práctica de procesarlas y consumirlas, común en la época precolombina, actualmente está en decadencia.

En Costa Rica, la producción de ayote se presenta durante todo el año, debido a la variedad de microclimas, y la posibilidad de alcanzar un buen desarrollo de la planta cuando se cuenta con suelos fértiles, climas cálidos y adecuada humedad. Zonas tales como Puriscal, Acosta y Santa Ana se caracterizan por la producción de ayotes de muy buena calidad.

La cosecha se realiza entre tres y cuatro meses después de la siembra, y dependerá de la decisión del agricultor de cosechar los frutos celes o tiernos, o esperar hasta que los mismos estén bien maduros, diferenciados por la dureza de su cáscara y el cambio de coloración de la misma. La recolección se hace de forma manual, desprendiendo cuidadosamente el fruto de la mata. En el caso de los quelites y las flores, se recomienda desprender manualmente estas partes de la planta con sumo cuidado de no dañar la planta. Respecto a las flores, la recomendación es recolectar las flores masculinas, las cuales visiblemente no tienen su base abultada.

En zonas rurales e inclusive en predios en zonas urbanas actualmente es común el crecimiento natural de las matas de ayote, aunque es recomendable hacer una buena selección de las semillas para obtener una buena producción con ayotes de mayor tamaño, deseablemente, con pulpa carnosa más seca y de color naranja intenso.

El contenido nutricional varía según la parte de la planta, sea flor, quelites, semillas, frutos tiernos o sazones. Las flores de ayote y las semillas se caracterizan por su alto contenido de minerales, entre los que se encuentran magnesio, hierro, calcio, fósforo y zinc. Los frutos tiernos contienen fibra y vitamina C; mientras que los frutos sazones constituyen una excelente fuente de betacarotenos (precursores de vitamina A) y almidones. Los betacarotenos tienen un alto poder antioxidante, con función protectora de la salud.

Hay que partir el ayote por la mitad… Fotografía de Patricia Sedó Masís. Proyecto EC-436, Escuela de Nutrición UCR.

Existen varias frases populares en Costa Rica asociadas a este alimento, lo que forma parte de la cultural alimentaria. Entre las frases más comunes sobresalen las siguientes:

  • Hay que partir el ayote por la mitad!: frase asociada con justicia y equidad.
  • No seas tan ayote: se le dice a una persona con poca gracia.
  • ¡Qué ayote!: para referirse a una persona con un abdomen o trasero prominente.
  • Estás como una flor de ayote!: piropo a una persona que viste prendas de color amarillo intenso.
  • Eso es una ayotada!: una acción sin sentido o tontería.
  • Como pito de ayote: persona con tono de voz muy agudo o que tiene diarrea.
  • No seas tan ayote: inocente.

En cuanto a usos medicinales, en Nicaragua y otros países las semillas de ayote son utilizadas como un antihelmíntico, dado que está comprobada su actividad en el tratamiento de teniasis y esquistomiasis. No se conocen efectos adversos o contraindicaciones por el consumo de ayote.

Respecto al uso artesanal, las semillas de ayote son utilizadas para la confección de bisutería y otras artesanías.

Referencias:

Barrientos A., Ortiz E. (2011). Transformación y aprovechamiento de Ayote (Cucúrbita moschata) como suplemento alimenticio para personas afectadas nutricionalmente en el corredor seco del Departamento de Jalapa, México. Guatemala: Universidad de San Carlos de Guatemala.

Campos J. (1988). Obtención de harina de ayote y su utilización en la elaboración de pastas alimenticias. Costa Rica: Universidad de Costa Rica, Tecnología de Alimentos.

FAO (1993). Valor nutritivo y usos en alimentación humana de algunos cultivos autóctonos subexplotados de Mesoamérica. Roma: Publicación FAO.

Fundación Centro Nacional de Medicina Tradicional Popular de Nicaragua. Ficha del ayote.

León J. (2000). Botánica de los cultivos tropicales. 3 ed. Costa Rica: Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura.

Nota elaborada por Patricia Sedó Masís. Escuela de Nutrición Universidad de Costa Rica, 16 de julio 2023.

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