La «Casa de San Pancracio», antiguo oratorio en el centro de San José

La Fiesta en honor a San Pancracio se celebra el 12 de mayo, y es reconocido por la feligresía católica como el patrono protector de la salud y el trabajo, con especial consuelo para los afligidos en la pobreza. Su nombre en griego significa “el que lo sostiene todo”, y es considerado como uno de los primeros mártires del cristianismo. Se considera un joven modelo de santidad por su fortaleza en la fe y el desprendimiento de sus bienes materiales en la búsqueda del bienestar por los más necesitados.

Nació en el año 290 d.C. en la ciudad de Frigia, antigua región de Asia Menor. Sus padres tenían una buena posición económica y, cuando el niño tenía entre siete y diez años, quedó huérfano y al cuidado de su tío Dionisio. Ellos se trasladaron a Roma, se convirtieron al cristianismo y se despojaron de sus bienes para ayudar a los más pobres y necesitados. En el año 304 se presentó la etapa de vida más difícil para el joven, dado que su tío fallece y los cristianos enfrentaban una agresiva persecución.

Pancracio siempre mostró firmeza en su fe y, por mandato del Emperador, fue decapitado el 12 de mayo del 304, a la edad de catorce años. En reconocimiento a su fe inquebrantable, y modelo a seguir por los cristianos, sobre su sepulcro, ubicado en Vía Aurelia en Roma, se construyó primeramente un oratorio y un cementerio al que le dieron su nombre, el cual se convirtió en lugar de peregrinación. Posteriormente, en el lugar del oratorio, se construyó una basílica, en el siglo XVI. En la lápida del sepulcro se indica: «En este lugar se devuelve la salud a cuantos a él llegan con enfermedades, y muchos beneficios de curaciones se otorgan a cuantos con fe sincera a él acuden y se acercan».

Su fama como santo milagroso se propagó rápidamente por Europa durante la Edad Media, y figuraba entre los llamados «santos sanadores», junto con San Roque, San Sebastián, entre otros. Cabe mencionar que en ese contexto habían pocos avances en la medicina, y las enfermedades infectocontagiosas y otros males se miraban como castigos divinos, y existía una alta mortalidad. Las poblaciones desesperadas buscaban una explicación mágica a sus males, y hacían rogaciones y manifestaciones colectivas, entre ellas peregrinaciones, a lugares reconocidos como sagrados o procesiones con imágenes de los santos. Así, la peregrinación a la tumba de san Pancracio o la realización de actos de rogación para pedir su intercesión eran muy comunes. Lo anterior, con el fin de recibir la protección divina, evitar las epidemias o lograr una rápida sanación.

La devoción a los santos sanadores se fomentaba de generación en generación, y es así como se propagó la fe a san Pancracio, con un rol muy importante de sus impulsadores, entre ellos las cofradías que surgieron con el Concilio de Letrán, en 1215. Otro aspecto interesante de señalar es que, según la tradición popular, a san Pancracio también se le asocia con la bondad, y es por tal razón que muchos acuden a su invocación para que les repare dinero o bienes materiales.

Fotografía de la entrada principal de la Casa de San Pancracio ubicada en San José. Publicación de Asociación de Genealogía e Historia de Costa Rica, 8 de junio del 2016. https://www.facebook.com/photo/?fbid=1736713609879045&set=pcb.1736714469878959

En el caso de Costa Rica, es importante señalar que la devoción a San Pancracio se propagó con fuerza en el área urbana de San José, a finales del siglo XIX y principios del XX. Se focalizó en los barrios del sur de San José, aunque no se encontraron datos exactos sobre cómo se fomentó la devoción, traída muy probablemente por los españoles.

El primer oratorio registrado en la capital, llamado la “Casa de San Pancracio”, data de 1839. El inmueble era propiedad de la familia Pacheco Zamora.

La bella casa de bahareque está ubicada al costado sur del templo de la Iglesia de La Soledad; fue afectada por un incendio y reconstruida en 1920. Dado su valor histórico y cultural fue declarado patrimonio cultural arquitectónico según la Gaceta # 52 del 8 de agosto de 1997, y es propiedad del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios ICOMOS. .

Cuenta la historia, que la casa era un lugar abierto al público devoto, el cual se congregaba diariamente para realizar sus oraciones y peticiones. La casa cuenta con amplias habitaciones y un patio central, con hermoso piso policromado y grandes ventanales protegidos por varandas de hierro antiguas. En una de sus paredes frontales se dispone de un mosaico pintado a mano con la imagen del santo traído de Puebla, México.

La Casa de San Pancracio se convirtió en un punto de encuentro de fieles católicos, y surgió la necesidad de erigir una ermita en ese lugar estratégico, el cual conectaba San José con Desamparados. De esta forma, con la aprobación de la Iglesia Católica y organización del barrio, en 1851, inició la construcción de la Iglesia de Nuestra Señora de La Soledad.

A pesar de la construcción del templo, la denominada “Casa de san Pancracio” permaneció con su identidad como oratorio y punto de referencia en la capital. La fiesta patronal se celebra con gran solemnidad en la Iglesia de Nuestra Señora de La Soledad, donde sobresale la costumbre entre los fieles de llevar grandes cantidades de pan que se reparte entre los asistentes.

Fotografía panorámica que incluye al templo Nuestra Señora de La Soledad, y al costado lucen las viejas edificaciones, dentro de las que se encuentran la Casa de San Pancracio. Publicación de Costa Rica 3D blog http://costarica3d.blogspot.com/2012/12/iglesia-de-la-soledad.html

El pan, como símbolo de sustento material, ocupa un lugar especial en la celebración de la festividad de este santo, al igual que en otras expresiones de devoción a San Martín de Porres o San Antonio de Padua. Las personas que asisten a las actividades religiosas, en promesa a los favores recibidos por intercesión de San Pancracio, acostumbran llevar pan, la mayoría elaborado de forma casera, y que con la bendición del sacerdote, lo reparten como signo de bondad, solidaridad y comunión.

La venta de pan y velas en el contexto de la fiesta a San Pancracio también es común, lo mismo que serenatas con participación de cimarronas y mariachis, lo que evidencia la mezcla cultural.

Fuentes bibliográficas

Mora, B.; Esquivel, M.; Barrantes, S. (2014). Parroquia Nuestra Señora de La Asunción (Iglesia La Soledad): Cien años de evangelización línea: http://www.revistapasosdefe.com/?p=2701

Büchting, E. (2015). La devoción a San Pancracio. En línea: https://jesusencostarica.com/2015/05/13/san-pancracio-en-oreamuno-cartago/ Consultado el 23 de setiembre del 2018.

Mi Costa Rica de antaño (2017). Arquitectura, historia costarricense. La casa de San Pancracio. En línea: https://micostaricadeantano.com/2017/09/15/la-casa-san-pancracio/

Peso, J. Formas de religiosidad popular en el mundo urbano: el culto a san Pancracio. Citado por Carlos Álvarez Santaló, María Elena Buxó y Rey Salvador Rodríguez Becerra, coordinadores (1989). 2 edición. La religiosidad popular Volumen I. Antropología e Historia. España: Editorial Anthropos.

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