Los «Huertos» en la Semana Santa: expresión de devoción y convivencia comunitaria.

El Huerto es un espacio propio de las celebraciones de Semana Santa que se construye de manera provisional las parroquias. Generalmente, las personas llevan sus donativos con anticipación, y la organización se encarga de ordenarlos, asignarles un precio y ponerlos en venta del Miércoles al Jueves Santo.

Los fondos recolectados son destinados para sufragar los gastos parroquiales y en obras sociales de beneficiencia. Por medio de la participación en el Huerto, se fomenta el encuentro, la solidaridad y la vivencia comunitaria de las festividades religiosas, en donde es común que las personas lleven productos cosechados en sus propios espacios familiares y fincas, preparen comidas especiales o dediquen tiempo para la atención del Huerto.

La construcción del Huerto es una tradición en Semana Santa seguida por la mayoría de parroquias del país, para lo cual se cuenta con la activa participación de grupos que se organizan desde semanas antes de la Semana Santa, con el fin de acondicionar el espacio y buscar donativos.

La construcción inicia entre el Lunes y Martes Santo y, generalmente, las actividades culminan el Jueves Santo, y el anuncio del mismo forma parte del programa oficial de la Semana Mayor. Las personas acostumbran llevar sus donaciones durante la Semana Santa, con lo cual se presenta un alto flujo de personas que llevan sus donativos o están interesados en colaborar con la adquisición de lo que ahí se ofrece.

Entre los productos más comunes están granos, verduras, frutas, café, miel de abeja, huevos, plantas ornamentales, árboles frutales, artesanías y comidas caseras. También es común la donación de gallinas, gallos de fino canto, a los que llaman «gallos de la pasión», así como terneritos, cabras, patos, chanchos y otros animales. Tanto los productos como los animalitos son vendidos a los visitantes, y también se realizan rifas.

La Catedral Metropolitana de San José en conjunto con la Municipalidad de San José organizan el Huerto en el Parque Central. Los principales mercados, incluyendo el Mercado Central, Mayoreo, Borbón y otros, tienen una activa participación, donde decenas de comerciantes llevan hasta más de dos toneladas de alimentos, incluyendo frutas, verduras, huevos, carnes y otros en la mañana del Miércoles Santo. Estos productos son distribuidos en programas sociales coordinados por la Iglesia católica.

Huerto de la Ermita del Llano de Alajuela. Fotografía cortesía de José Morera, 2017.

No se tienen datos disponibles sobre el origen de la tradición, aunque se tienen registros de que para inicio del siglo XX, la construcción del Huerto era una actividad común, como parte de los programas de Semana Santa que organizan las parroquias. en Costa Rica.

Generalmente, un grupo de varones tiene la tarea de acondicionar el espacio donde se ubicará el huerto en la parroquia, el cual generalmente se construye en los jardines o salones aledaños al templo. Es tradición utilizar elementos tales como madera, bambú y diversos follajes con el fin de ambientar bien el lugar y buscando un paisaje lo más cercano posible al monte de Getsemaní donde Jesús fue a orar, previo a su entrega para la crucifixión.

Antiguamente, era frecuente que las personas donaran carretadas de leña, carbón o cualquier otro producto de la cosecha del año, como una muestra de generosidad y desprendimiento. Los productos eran bien recibidos en la parroquia a partir del Lunes Santo, y en el contexto actual, aún en zonas urbanas, es tradición que las personas lleven productos para la venta, tales como huevos o verduras, las cuales adquieren en los comercios, lo cual refleja el arraigo a la tradición.

Los productos son colocados de manera ordenada en el suelo, cerca de la imagen del Señor del Huerto, la cual porta una larga túnica blanca sujeta con un cordón dorado y un manto de color verde o morado intenso. Esta imagen permanece en el huerto desde el día martes hasta el viernes por la mañana (Víquez G., Víquez B., 1972 citado por Zeledón, 1998).

Frijoles, maíz, naranjas, ayotes, limones, pejibayes y ramos blancos de flores de itabo, atados de dulce, miel de abeja, chiverres y otros productos se apilan en suelo y paredes del Huerto, y es muestra de la alta disponibilidad de productos durante esa época del año.

En pequeños corrales construidos de forma provisional, se mantienen los animales domésticos donados, tales como gallos, gallinas, patos, chompipes, conejos y otros.

Dependiendo del lugar, también es común encontrar canastos de bejuco yugos, alguno que otro cuchillo con su vaina de cuero y otras artesanías, así como terneros, cabras y cerdos. Los donantes brindan estos regalos como promesa o petición de bendiciones para sus actividades agro productivas.

Los gallos de pasión, son aves donadas de forma exclusiva para el Huerto. Su presencia es necesaria para representar la estampa bíblica de la negación del Señor por parte de Pedro, el apóstol. La menuda apariencia, colorido plumaje y fino canto de este animal llama la atención a quienes visitan el Huerto durante los días santos. Uno, dos, tres o más gallos se agrupan en el corral, a la espera de que alguien los compre.

Las señoras devotas se desprenden de sus mejores plantas, cultivadas en sus patios y solares. En tarros herrumbrados, tiestos o tinajas, antiguamente era común la donación de plantas, siendo las más comunes las llamadas gloxinias y violetas; mientras que en troncos de güitite, lucen las guarias floreadas para adornar el Huerto. Actualmente es común la venta de plantas adquiridas en viveros.

Además de los productos antes mencionados, es común la donación de comidas. En Semana Santa se preparan mieles, panes, tamales, bizcocho, arroz con leche y otros productos que muchas veces son donados la Huerto, con lo cual también es posible observar una gran variedad gastronómica, propia de la época, y que las personas disfrutan. Más recientemente sobresale la venta de comidas preparadas en el mismo centro parroquial, lo que cual es una muestra de la diversificación de la actividad, y la necesidad de contar con diferentes opciones de venta de productos, como una de las principales entradas de fondos económicos para la parroquia o grupos parroquiales.

Para Celso Lara (2004), los huertos son considerados como altares especiales que pertenecen al folclore de la Pasión. Es una forma de expresión popular religiosa dedicada a la conmemoración de la pasión de Jesucristo, representada con una imagen que puede ser del Jesús Nazareno, el Cristo de los Dolores, Jesús con la cruz a cuestas, inclusive en otros países es común la colocación de la Virgen de los Dolores. Estas imágenes se exhibían en los mejores altares, mientras las demás presentes en el templo eran cubiertas con telas moradas desde el comienzo de la Cuaresma.

Huerto en la parroquia de San Ramón de Alajuela. Fotografía de Silvia Castro, Proyecto TCU-486, 2011.

Al analizar la elaboración del huerto con otros altares simbólicos como el del nacimiento en Navidad o los altares en la Fiesta de Corpus Christi, se asemeja en aspectos básicos tales como la representación de un pasaje bíblico, la utilización de adornos como frutos y flores producidos localmente y donados a la iglesia (Lara, 2004). Respecto a sus características propias, está lo transitorio de su presencia en las actividades de Semana Santa, que no dura más de dos días, la presencia de un animal específico, como lo es el gallo de la pasión. Este altar está estrechamente relacionado con las celebraciones de Semana Santa, y solamente se construye uno solo en el templo.

Según Lara (2004), la práctica de elaboración del huerto es una manifestación del mestizaje cultural. Amalgama prácticas de celebración de nuestros pueblos indígenas precolombinos, como lo son las ofrendas de alimentos y otros productos a los dioses. Por su parte, prácticas religiosas católicas traídas por los conquistadores españoles se manifiestan en la celebración de la Semana Santa y la práctica de elaboración del huerto, en recordación del pasaje bíblico relacionado con la oración de Cristo en Huerto de los Olivos. Cabe destacar que la celebración de la Semana Santa fue instituida en el año 325 en el Concilio de Nicea I, en el cual se establece que la Pascua de la Resurrección debía celebrarse siguiendo ciertas reglas básicas. Por su parte, las procesiones fueron establecidas en la Edad Medía, promovidas por los misioneros franciscanos en España, siendo Sevilla uno de los pueblos más destacados.

Huerto de la Catedral Metropolitana ubicado en el Parque Central en San José. Fotografía publicada por La Nación, 23 de marzo de 2016.

Referencias:

Lara C. (2004). Huertos y velaciones populares de Cuaresma. Tradiciones de Cuaresma en Guatemala. En línea: http://www.semanasantaenlinea.com Universidad de San Carlos de Guatemala. [consultado: 3 de mayo 2010].

Zeledón E. (compilador). (1998). El santoral costarricense: fiestas y tradiciones. San José: Editorial UCR.

Zúñiga M. Pbro. (ϯ). (1992). Añoranzas sobre los huertos en Semana Santa. San Sebastián, documento inédito.

*Nota elaborada por Patricia Sedó Masís, 2011. Docente de la Escuela de Nutrición, UCR.

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