Semillas, fuente de vida

Consideradas como fuente de vida, las semillas destacan por su riqueza nutricional, siendo una fuente concentrada de energía, proteína, minerales, vitaminas, ácidos grasos esenciales, y otros componentes bioactivos de gran beneficio para la salud. El acervo genético que engloba una semilla, la convierte en un tesoro de incalculable valor que debe conservarse, de ahí la importancia de toda acción que contribuya a la protección, intercambio y acceso de las poblaciones a las semillas, como fuente de vida y alimento que forma parte del patrimonio natural.

Semillas de ayote. Archivo proyecto EC-436, Escuela de Nutrición UCR.

Las semillas forman parte de la alimentación tradicional de la mayoría de poblaciones alrededor del mundo, aunque es importante señalar que cambios desfavorables en la producción alimentaria y el consumo han provocado una menor diversidad en la dieta, y no se aprovechan algunas semillas, granos y leguminosas de alto valor nutricional, tal es el caso de la gran variedad de frijoles o de las semillas de ayote y chiverre consideradas, erróneamente por muchos, como un residuo no aprovechable en la cocina; sin embargo, en la época precolombina, estas semillas constituían la principal fuente de calcio, fósforo, magnesio y otros nutrientes esenciales para la población indígena.

El 26 de abril se estableció como el Día Internacional de las Semillas, con un llamado mundial para sensibilizar a la población y generar un mayor compromiso en la protección de las semillas, las variedades autóctonas y el desarrollo de bancos de semillas que contribuyan a la conservación de la biodiversidad y la promoción de dietas más variadas. Dedicar un día en el calendario mundial a las semillas puede contribuir al desarrollo de acciones para la reflexión y la mayor conciencia social respecto a la relevancia que tienen las mismas para la comunidad planetaria, el ambiente, la biodiversidad, la soberanía alimentaria, los sistemas alimentarios y la agricultura familiar y campesina.

Actualmente existe una gran preocupación debido a la poca variedad en la alimentación, y su impacto en la nutrición de las familias y poblaciones. Ello está asociado no sólo a la dependencia hacia los monocultivos y la producción industrial, lo cual está asociado con la globalización alimentaria y la urbanización que han incidido en el cambio alimentario, sino también a las restricciones por la propiedad intelectual y el comercio de semillas, la manipulación inadecuada de los materiales genéticos, el riesgo de pérdida de las semillas de productos tradicionales, y la afectación directa en la agricultura campesina y la agrodiversidad, así como en la constitución de las dietas.

Urge la protección y conservación de la riqueza de semillas nativas y del conocimiento ancestral asociado con prácticas agrícolas tradicionales y sostenibles, lo cual se refleja en la forma en que las personas producen y aprovechan los alimentos disponibles, más allá de una visión de la producción alimentaria como explotación comercial y el alimento como un bien económico, y con la mirada puesta en la defensa y garantía de la alimentación como derecho humano.

Es relevante generar mayores acciones en pro de la conservación de las semillas que forman parte de nuestro patrimonio alimentario, como parte del compromiso con la soberanía alimentaria, la agricultura familiar y el desarrollo local que incida en sistemas alimentarios más fortalecidos.

*Nota elaborada por M.Sc. Patricia Sedó Masís, docente Escuela de Nutrición UCR, 6 de marzo 2023.

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