La Organización de Naciones Unidas define la biodiversidad como “la amplia variedad de plantas, animales y microorganismos existentes, así como las diferencias genéticas dentro de cada especie, variedad de ecosistemas que albergan múltiples interacciones entre sus miembros (humanos, plantas, animales) y su entorno”.
Biodiversidad y nutrición mantienen una relación estrecha, puesto que para una buena nutrición se requiere de variedad de alimentos nutritivos e inocuos, lo cual está a su vez asociado de manera directa con el ambiente, la biodiversidad alimentaria y la posibilidad de que las personas, en sus territorios, dispongan y tengan un acceso variado a productos comestibles, y que en su recolección, producción y usos se tenga un mínimo impacto en los ecosistemas y salud de las poblaciones.
Una de las grandes preocupaciones en la actualidad es la reducción en la variedad de alimentos que consume la población, identificándose una mayor dependencia a productos procesados e industrializados con un alto contenido de azúcar, grasa y sodio, y un menor consumo de productos naturales. De igual forma resulta amenazante la limitación de la dieta a ciertas variedades de productos, asociado a sistemas alimentarios debilitados, basados en monocultivos que afectan la variedad y calidad de la alimentación, así como a tendencias de mercado y pobres hábitos alimentarios.
Ciertas prácticas agrícolas afectan negativamente la biodiversidad alimentaria, con pérdida de semillas autóctonas o la dedicación de grandes extensiones de terrenos para la siembra de un solo cultivo o productos no comestibles, lo que incluye no sólo en la pérdida del acervo en semillas y acceso, sino también en la calidad de los suelos.
La destrucción de los hábitats y la deforestación indiscriminada también tienen una relación directa con la salud y la nutrición de las poblaciones, asociado con la rápida urbanización, tala de árboles y pérdida de zonas verdes, así como con la explotación irresponsable e indiscriminada de los recursos naturales. A ello se suman las alteraciones en los ecosistemas debido a la contaminación ambiental, y los efectos del cambio climático en la producción alimentaria, suelos y recurso hídrico.
El Día Internacional de la Biodiversidad se celebra el 22 de mayo, y fue proclamado por la Organización de las Naciones Unidas en el año 2000. Se nos hace un llamado a crear mayor conciencia sobre la conservación de biodiversidad como un tesoro que hemos heredado y que, como bien común, debe conservarse para las generaciones del presente y futuro. Se requiere un mayor compromiso de todos en la protección de la biodiversidad, para lo cual se necesita fortalecer el marco político, programas y acciones colectivas e individuales.
*Nota elaborada por M.Sc. Patricia Sedó Masís, docente Escuela de Nutrición UCR, 6 de marzo 2023.